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Clases de periodismo

Publicado: 2011-05-25

Pedro Beltrán revolucionó la prensa escrita con el diario La Prensa y fue quien separó la noticia de la opinión. Era riguroso y fundó la llamada "Escuelita", la que con rigor, adiestraba a los de la pluma y la nota a ser exhaustivos, objetivos en lo posible, suicidas en el oficio de la verdad.

Llamo al periodismo "el oficio de la verdad" porque quien se adentre en esta carrera con academia o sin ella, debe tener una imbatible vocación por la verdad en todo terreno. No hay matices ni sesgos y hasta la opinión no debe doblegarse jamás en nombre del interés.

La noticia y la investigación deben responder a criterios científicos, y la ciencia está desprovista de emociones o particularismos. Diferente es el caso de la opinión, que es subjetiva, pero que en la línea del diario, debe ser franca, descarnada, directa, sin ambages ni acobardamientos. Es la línea la que se manifiesta en la columna del director y en la convocatoria de columnistas.

No creo mucho en los diarios plurales, que admiten otras voces, salvo que la línea editorial sea la de crear debates sin asumir posición, pero a nadie interesa un diario que no asume posición, que permanece neutral en una coyuntura y que se desmondonga entre tibiezas

¿Y cualquier posición es válida? Cualquiera. La perspectiva ideológica determina que haya diversas visiones y esas visiones serán las que dominen la editorial, desde luego.

Un buen diario puede asumir una posición en concreto en coyunturas cambiantes. Ser toledista en la primera y asumir el mal menor en la segunda con Keiko o Humala, según su parecer. Tal cambio, no obstante, debe sustentarse en la línea ideológica que informa al diario. Lo extraño sería que un diario liberal derive en un diario comunista por un inexplicable giro de su director o de sus dueños.

¿Y que línea editorial es la que tiene validez? ¿La del director o la de los propietarios? Vale aclarar que hay capitalistas que, sin mayor interés periodístico aunque sí comercial, fundan un diario y delegan en el director la línea a seguir (quizás con mínimos parámetros). Pero también hay diarios cuyos propietarios fundantes pretenden tener una voz en el debate e incorporar su posición en el escenario mediático, en cuyo caso es legítima su intervención en los trajines periodísticos y en el acomodamiento de la línea.

Un diario debe ser auténtico aunque en el reto de la autenticidad sea suicida y se condene a su propia extirpación. La prensa no nace para enfrentarse al poder, como creen unos, sino para buscar la verdad y presentarla sin regodeos ni acomodos. Cuentan que, los diarios franceses, cuando Napoleón estaba confinado y en desgracia, lo maldecían, lo injuriaban, editaban denuestos sobre él.  Imaginemos ese escenario:

Momento 1: "El maldito emperador, está preso por fin"

Momento 2: "El emperador ha sido liberado"

Momento 3: "El gran emperador se acerca a Francia en un navío"

Momento 4: " El Gran emperador de los franceces y glorioso Napoleón casi pisa París"

Momento 5: "Napoleón ha llegado ¡Viva Napoleón!"

¿Ven? Y es un retrato casi real de lo que fue el periodismo francés timorato en tiempos de Napoleón. Es un ejemplo de lo que jamás debe hacer la prensa, que de corajes y sinceridad define el oficio.


Escrito por

El fantasma

Justiciero y franco.


Publicado en

El fantasma de la Opera

Pensando en voz alta