#ElPerúQueQueremos

Poemas viejos

Publicado: 2012-01-05

Hay que tener la audacia del estriptisero para darse a ver y la arrogancia del que cree en sus propias palabras, después de todo. Mientras revisaba entre mis viejos papeles cuasiadolescentes hallé un poema, tan antiguo como el sol y como la vanidad.

Se escribe (o se escribía entonces) por miedo, porque el mundo es zozobra y porque, pese a todo, el arte nos salva. Es así. Con el rubor de quien apenas se muestra en el análisis, va este viejísimo poema, sin reminiscencias, sin vuelta, tan antiguo como la mayoría de los olvidos.

Los poetas muy jóvenes fabrican a sus musas, elucubran sus penas, pero la vida cambia aunque las zozobras y los miedos persistan. "En los nidos de antaño ya no hay pájaros hogaño". Que sirva el poemita de marras (de años y años y años atrás), mal o bien tejido, apenas para el arte. Apenas eso.

                                               Domingo

Para siempre.

Te tenía reservado

    este lugar.

Para siempre.

Es domingo

   que como en tarde cuelga

     la pesadez de un agrio licor.

 

Para siempre

  Eras para siempre.

No soy de los que pierden el tiempo

   en inmediatos adioses.

 

No te creas que no es algo serio.

 

Pero tengo sombras,

Y en domingo tengo sombras

 Y al envolver el pescado dominical

     tengo sombras.

 

Estoy solo

Es domingo

Y me purifico.

 

Y digo así como soy,

es domingo

y se me caen las muelas de la cara.

 

Para siempre,

reiríamos juntos

                            no sé qué vívido ron.

 

Te tenía un cielo

  de astrologías alcanzables

   y un rincón de domingo sin sombra.

 

Un tiempo que me ha torcido

   como a un pescuezo trémulo.

Una mano que me tuerce

         como a un pescuezo trémulo.

  Una esperanza

          que nos hace buenos.

 

Para siempre,

  mi cuerpo sin abrigo,

  una tarde de domingo

    que cuelga en el corazón.


Escrito por

El fantasma

Justiciero y franco.


Publicado en

El fantasma de la Opera

Pensando en voz alta