JDC y Yehude en el caso Chehade
Por lo que se lee, Javier Diez Canseco no fue a la votación por un tema de salud. Según el Twitter el problema de salud estaba localizado en el tobillo. Diez Canseco es discapacitado y no ha tenido nunca mayores inconvenientes en trajinar políticamente y asistir al Congreso, por lo menos. Sin embargo, un tobillo adolorido (dixit) le impidió votar por o contra el informe en el caso Chehade. Es lo que leo y mientras lo leo me sorprendo porque no hay dolor que no se resuelva con una cápsula o un inyectable.
Votar a favor le hubiera traído problemas. Votar en contra le hubiera traído problemas. El repliegue, en ocasiones, es una salida indigna, pero la mejor salida frente a semejantes entuertos.
Yehude Simon, cristiano y practicante presunto de las virtudes teologales, se negó a castigar. Sus resortes internos no vienen al caso en esta materia como si lo vienen cuando opina jurídicamente. Señala que no había suficientes indicios. Claro, desde luego, había solo los suficientes para una acusación constitucional o un Antejuicio que librara el caso, precisamente, a la discrecionalidad jurídica de los jueces. En otros términos, para sopesar si Chehade era juzgable, lo propio es que fueran los jueces quienes resolvieran si es que el cuestionado señor ofrecía indicios suficientes.
En el juicio político y en el antejuicio los indicios pequeños son grandes indicios, la lectura debe ser más rigurosa porque no entra en juego la imputabilidad penal sino la cuestión política, lo políticamente correcto es que las sospechas se definan en el fuero correspondiente.
Que la vergüenza los gane y que el pueblo los juzgue. La Historia lo dirá.